ARTE RENACENTISTA

Por Nicomedes Zuloaga P

La obra de los grandes maestros, la que nos trasmite conocimiento y maestría es la manifestación de los estados alterados, superiores, de la conciencia humana. En estas obras hay intención, conciencia superior, composición y poder. También hay misterio. Este misterio está relacionado con estos estados de la conciencia cósmica. En la sexualidad consciente hay un camino para acceder al mundo de las causas.

El ejercicio consiste en comprimir, por decirlo así, emociones, imaginación e instinto superiores en el momento de sembrar en el útero de la naturaleza. La naturaleza devuelve todo lo que sembramos. Cada semilla produce la cualidad de lo sembrado. No se pueden sembrar peras pretender cosechar café. Desde el vacío mental accedemos al conocimiento de las cosas superiores.

El arte en libertad debe realizarse con intención, pero sin pretender resultados. No se trata de una intención racional, sino consciente, que no es lo mismo.

El mundo está listo para un renacimiento en el arte. Hoy podemos hablar libremente sobre estos temas sin temor a ser perseguidos y quemados. No tenemos que ocultar en un simbolismo intrincado, los procesos de acceso al crecimiento y a la libertad que siempre ha impulsado el arte y los artistas. El manifiesto surrealista, como el expresionismo, respondía a la necesidad del arte para liberarse de la dictadura de las academias y para ponerse a tono con las corrientes filosóficas del momento. La unidad del tiempo y el espacio planteada por la teoría de la relatividad y por los descubrimientos de Einstein y Max Planck llevaron a Malevich y Mondrián a simplificar el arte hasta el blanco sobre blanco que dio origen al movimiento de los artistas cinéticos que pensaron que a esa unidad, sólo se podía añadir el movimiento. Se trataba de un arte conceptual racional que avanzó desde el concepto filosófico de occidente y porqué no, desde la justificación del hemisferio izquierdo del cerebro humano. Esa estructura de pensamiento nos ha llevado a pensar que la realidad es algo dividido en parcelas separadas. En gavetas. El occidental, sobre todo, piensa que hay una gaveta del dinero, otra de la felicidad, otra del amor, otra del éxito y el fracaso, una de la luz y otra de la oscuridad y así … sin embargo, la vida real nada tiene que ver con esto. Desde la conciencia elevada se descubre que todo es unidad. El mundo es una gran urdimbre. Al actuar sobre cualquier elemento de la vida, se actúa sobre la totalidad de la vida, del ser y de los seres. Cada decisión, cada acción, por pequeña que sea, modifica no sólo toda la vida de esa persona, sino del universo entero.



Cuando tomamos arcilla para crear una obra estamos actuando sobre la vida misma del universo. Paradójicamente, el artista tiende a fortalecer la personalidad limitando así la “calidad hominal” de su trabajo. Cuando el artista despierta, descubre que su verdadero ser está en la impersonalidad. En descubrirse parte del Todo, o mejor, como el TODO impersonal. Más allá del nombre o la firma. se convierte en un vehículo de la armonía y de la unidad de todo lo que existe.