El poder y responsabilidad de la mujer… y del hombre

36 REFLEXION
Toda mujer que desee verdaderamente participar en el crecimiento y desarrollo espiritual de la humanidad y, sobre todo, aquellas que han tomado el camino sacerdotal en el sentido alquímico, de acuerdo a lo que hemos descrito en reflexiones Anteriores, debe tomar conciencia de su verdadero poder constructivo y destructivo. Ya que la mujer es la fuerza generatriz de lo humano superior e inferior, la mujer tiene el poder de sanar y perfeccionar los mundos visibles e invisibles o destruirlos. De allí nace una gran responsabilidad que, muy pocas mujeres de este mundo, están en capacidad de conocer y administrar conscientemente.

De este poder nacido de su fuerza vital, léase sexual, de la mujer se explica que por ejemplo, sólo una palabra de aliento, por parte de la mujer amada tenga poder casi milagroso en la obra y acción del hombre. Y que la magia sexual, aplicada por una mujer sabia, pueda impulsar el proceso de crecimiento interior en el hombre, o destruirlo en caso contrario. El conocimiento del poder de la naturaleza del hombre, que es la mujer, por parte de ella misma y del varón, puede ser un gran motor transformador para el mundo ya que todo el proceso de gestación de la obra de transmutación se realiza en el atanor de la naturaleza femenina. Es decir, en el útero magnético de la naturaleza del hombre que es la mujer. Por otra parte, el hombre también tiene una gran responsabilidad en el tipo de energía que siembra, como semilla, en ese útero ya que la tierra entregará el producto de la semilla que recibe. Como vemos, la obra sólo puede realizarse con el concurso de las energías del hombre y de la mujer.
En el caso del hombre que desee transformarse interior y exteriormente, debe ser muy cuidadoso al seleccionar su pareja alquímica ya que una tierra árida o demasiado húmeda o contaminada de materia indeseable no será propicia para la siembra. Aunque la semilla debe pasar por un proceso de putrefacción, símbolo de la carta de la muerte del Tarot, para dar una nueva vida. Sin embargo, la obra es imposible sin el respeto mutuo que es la base del fuego del verdadero amor. Admiración y respeto, es la clave para que la semilla no caiga en tierra árida. Si la naturaleza pierde el respeto, se cerrará y no podrá recibir la semilla de la energía de la vida. Este no podrá plantar en la tierra fértil que dará origen a la planta en ciernes. Quizás esta sea la explicación por la cual algunos grandes alquimistas cambiaron su pareja muchas veces, como fue el caso, por ejemplo, de Enrique Cornelio Agrippa. Una mujer que se cierra o que irrespeta a su pareja no permitirá que semilla alguna de ese hombre penetre en su útero magnético. Todo el proceso se detendrá y la obra llegará sólo hasta ese punto.
Aunque este tema da para muchas reflexiones, diré que la mujer debe estar muy atenta en la relación, para no convertirse sólo en una chupadora de energía. Este proceso ocurre, por lo general, de manera inconsciente ya que la mujer toma el magnetismo del hombre sin necesidad de realizar el coito. Es decir, la mujer como elemento magnético pasivo toma mucha más energía que el hombre ya que todo su cuerpo es una gran antena receptora. El hombre, por el contrario, toma su energía fundamentalmente en el acto sexual, por medio del pene. De allí que, inconscientemente, el varón trate de conseguir la penetración sexual con más vehemencia que la mujer.
Una conducta muy negativa para la mujer es la de excitar sexualmente a la pareja para tomar su magnetismo y luego rechazarlo físicamente. A veces, estas conductas erróneas se aprenden en la pubertad y se mantienen inconscientemente a lo largo de la vida. De allí nace la vampiresa que toma la energía del hombre y lo vacía de su energía vital hasta destruirlo. Sobre todo la mujer que crece en un ambiente reprimido, debe cuidarse de esta conducta que puede ser, a la larga, más destructiva para ella que para su, o sus parejas. Como podemos observar, se trataría de un acto injusto y perverso contra la naturaleza del intercambio magnético sano entre dos personas. El alma de una mujer que se acostumbra a tomar magnetismo masculino de esta manera perversa y destructiva, se degrada y paulatinamente se destruye a si misma ya que va deteriorando el equilibrio magnético de la humanidad. No se trata, por supuesto, que una mujer se acueste con cada hombre que la desee, ya que esto también la degradaría pervirtiendo y ensuciando su útero. Más bien, debe cuidarse de no estimular una forma perversa y vampírica de relacionarse con el hombre.
En algunas parejas, la manipulación magnetico-sexual se convierte en una especie de guerra sexual que da origen a relaciones en las cuales el rechazo, no sólo por parte de la mujer, sino también por parte del hombre se convierte en una forma de “venganza” muy destructiva que da origen a relaciones que pueden llegar al sadomasoquismo. Me refiero a parejas que utilizan la manipulación sexual como una forma de castigo y recompensa en la cual, a la larga, ambos pierden, ya que pervierten su sexualidad. Estas formas alternativas de placer y dolor producidas por esta manipulación suele degenerar en relaciones muy dolorosas y dependientes. A veces, esta sensación, se convierte en un vicio. Algunas parejas pueden pasar toda una vida haciéndose daño. Enganchadas en esta especie perversa y destructiva de relación de la cual, con el tiempo, es muy difícil liberarse.
Cómo vemos, el rechazo sexual, puede producir estragos imborrables en la relación de pareja ya que este “juego” hace que se pierda, poco a poco, el respeto mutuo y lo que, en un comienzo, era intercambio y amor, termina convirtiéndose en una batalla. La mujer, cuyo cerebro es más activo, sutilmente, ejercerá su poder mental destructivo sobre la creación armónica de una obra común. A la larga, la ignorancia de estas leyes naturales harán que los objetivos de la pareja se véan una y otra vez, frustrados. Y lo que es peor, la obra superior de armonía y amor para la humanidad será truncada.
Por último, cuando dos personas se ven envueltas en este tipo de relación deben tratar de remediarlo ya que limitan su capacidad, no sólo para ser plenamente felices, sino la capacidad para lograr sus objetivos materiales y espirituales. Cuando esto ocurre, a veces, si no hay solución, es mejor armarse de valor y darse la oportunidad de liberarse. De buscar nuevos horizontes y una nueva vida. La fantasía, promocionada por algunas religiones de que la pareja es indisoluble puede funcionar para mantener el control social, pero, desde el punto de vista de las leyes de la naturaleza y del intercambio magnético creador de la humanidad, podría ser sumamente inconveniente. Es así como el dogma de la indisolubilidad del matrimonio puede convertirse, en el mundo de hoy, en una semilla destructiva y no constructiva. El matrimonio indisoluble sería entonces la cárcel psicológica de la humanidad. La fuente de las más variadas perversiones y agresiones contra la naturaleza humana. Quizás debería verse el matrimonio, como un contrato, ya sea finito y renovable cada cierto tiempo por mutuo acuerdo entre las partes, o como un experimento abierto cuya base es la admiración y el respeto.
Muchas parejas permanecen unidas, sólo por el miedo a la soledad. Suelen justificar su temor a la soledad con la supuesta necesidad de mantener la familia unida “por los hijos, por la abuela, por los nietos”. Lo cierto es que sólo la armonía mutua, la felicidad de los dos y la creación conjunta de una obra de paz justifica la vida en pareja. La agresión y destrucción mutua y la infelicidad es injustificable en el siglo 21. No hay dogma que pueda convertir, por arte de magia, la enfermedad en salud, el maltrato y la perversión en armonía. Sólo la honestidad y la valentía puede hacer de este mundo corrompido algo mejor. Lo ecológico es el amor verdadero, honesto, equilibrado y sabio. Más de allá de los dogmas y del miedo al qué dirán y de las falsas justificaciones para mantener miles y miles de parejas atadas por el miedo, la enfermedad y el maltrato.

Arkaúm.