Epitafio para un filibustero

Portada de Epitafio para un filibustero

(Prólogo de la 2ª edición)

Simón Alberto Consalvi:

                                       Yo, William Walker

 

En epitafio para un filibustero la historia se hace fantasía y se transforma en novela. Es la novela de William Walker. El testamento de la desmesura y de hechos tan singularmente fantásticos que uno se pregunta qué clase de tiempos y de hombres eran aquellos del siglo XIX. Siglos antes fueron Pizarro y Vasco  Núñez de de Balboa, pero la tierra fue la misma: ese cinturón sin descanso, sin paz, sin piedad, que separa los Océanos y que le impidió a Cristóbal Colón hace quinientos años llegar a Cipango, Tartaria o Katay.

Nicomedes Zuloaga Pocaterra hizo su propia expedición a las innumerables páginas del rompecabezas de la historia del istmo centroamericano, tras las huellas de William Walker, el más  novelesco y el más arbitrario de los personajes que por allá han ido derramando sangre de manera incesante. El resultado es una obra de ficción, pero la ficción, aquí, no es un complot de lo imaginario, sino un complot de la historia. Hay historias que parecen historia. Hay historias que parecen novelas y hay novelas que parecen historia, y en Epitafio para un filibustero toda semejanza (como el viejo dicho) no es una simple coincidencia.

Editor y periodista como aquel Gringo Viejo que se trago la Revolución Mexicana William Walker quiso responder al imperativo de su tiempo: hacer dinero a sangre y fuego y conquistar el poder contra viento y marea. Y tras los pasos de sus legítimos precursores Drake y Morgan quiso conquistar un país y hacerse Presidente y puso los ojos sobre Nicaragua, donde ya sus coterráneos Vanderbilt y Morgan  (un segundo Morgan) tenían el monopolio del comercio interoceánico.

Yo, William Walker, acusado de pirata, filibustero y asesino he decidido escribir… ciento treinta años después para confesar los hechos de que fui culpable, para acusar a otros, sin buscar el perdón, quizás con la vana esperanza de salir del infierno. Esta es la confesión de William Walker, brutal, despiadada. Es la condena de uno de los protagonistas del drama centroamericano que tiene que cumplir la penitencia de mirarse eternamente al espejo.

El joven escritor Nicomedes Zuloaga Pocaterra en un estilo imaginativo y tenso relata las aventuras y las desventuras de una tierra que no tuvo ni ha tenido paz, que nunca conoció el sosiego y que siempre tuvo (y tiene) ojos que la miran con toda la codicia del mundo, con la codicia y la locura con que la miró en los años cincuenta del siglo XIX Mr. William Walker, natural de Tennessee. Por el camino de Las Armas de la Noche, de Norman Mailer, aquí la historia también es novela y la realidad rompe los límites de la imaginación.

Simón Alberto Cosalví

1989

(Comentario de García Bacca)

«Antes de leerla, mis conocimientos sobre lo que Ud. denomina Drama eran piezas sueltas de un, por decirlo así, rompecabezas. Conocidas por las informaciones proporcionadas por las agencias internacionales y diarios. Por mis ocupaciones ordinarias no me cuidaba de llenar los huecos ni de fiarme o desconfiar de los datos,así llamados. La lectura de su obra ha rellenado los huecos y el rompecabezas ha dejado de serlo, para presentar la faz clásica y potente de Drama. Y además me ha dado conciencia, no diré moral, política, americana del Drama, verdadero en realidad como círculo vicioso: de sangre, muertes, traiciones, lealtades, codicias, intrigas internacionales a costa de nuestras tierras. No le diré que he sentido remordimientos por no haber percibido desde años esta tragedia drama.»

Juan David García Bacca.

 

(Comentario de Tedd Córdoba)

«Esta es una novela histórica sobre el pirata William Walter, que tiene un contenido político explosivo, ya que a través de la descripción de acciones filibusteros del siglo pasado, se explica el que puede ser el conflicto centroamericano de hoy: con la tecnología moderna, sería mucho más fácil construir otro canal interoceánico por Nicaragua.»

Tedd Córdoba Claure

(Prólogo de la primera edición de Edmundo Ribadeneira)

«Hombre de muchas y muy valiosas facetas creativas, Nicomedes Zuloaga ocupa con honor un puesto de alta significación dentro de la cultura venezolana. Ha sido actor en su vida universitaria; periodista, estudioso de la filosofía, ensayista, poeta, cuentista, novelista y diplomático, actual Agregado Cultural de la Embajada de Venezuela en Ecuador. Complace en tal virtud, a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, la publicación de la Novela “El drama circular de Nicaragua”, a través de cuyas páginas Nicomedes Zuloaga entra en el vidrioso tema de la realidad centroamericana, en permanente trance de la trágica explosión por culpa de la ingerencia política norteamericana. Aquello de “drama circular” alude, percísamente, a una recurrencia opresiva que funciona como una noria de explotación y abusos sin tregua. Esto es lo que hay en el fondo de la novela de Zuloaga; tratada como una fábula muy rica en detalles, llena de matices de toda índole, el gran personaje de la novela es William Walker, contradictorio y siempre discutido en sus pintorescas versiones de pirata, filibustero y asesino. Protagonista y testigo de su tiempo, Walker se confiesa en el libro de Zuloaga, y lo hace con cinismo, amenidad y contrito por haber cometido desafueros que engranan, de cualquier manera, en una historia que se repite y abarca desde Marco Polo hasta nuestros días, y que sólo terminará “si el hombre crece dentro del animal y muere antes de la muerte y descubre la paz en el flujo tranquilo de la sangre”. Novela apretada, pero ágil, esta del escritor venezolano se añade a su extensa obra literaria y demuestra, como toda ella, el talento fecundo y Multivario de su autor».

Edmundo Ribadeneira M.

1987

Fragmento de Canal:

 

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