CAUSALIDAD

Por Nicomedes Zuloaga P. (Arkaúm)
28 REFLEXION LA CAUSALIDAD
El principio de causalidad domina todas las manifestaciones del mundo visible e invisible. Nada, en este universo es casual. Todo es causal. Se trata de uno de los principios que rigen la actividad universal. Es uno de los siete principios herméticos. Sin embargo, la urdimbre de hechos causales, en la manifestación de cualquier fenómeno aislado es casi infinita. De allí que, el mundo profano, atribuye a la casualidad, lo que no puede comprender pues ignora las relaciones causales que lo han generado. Para que un hecho aislado se produzca, deben coincidir un sin número de circunstancias que escapan al ojo del observador común. Así, por ejemplo, para que dos personas se conozcan deben haber nacido en, más o menos, la misma época. Deben coincidir en el espacio. Conocer amistades comunes, o trabajar en el mismo lugar, o en empresas relacionadas. Hablar el mismo idioma. O coincidir en el mismo restaurante. Tener intereses comunes. O divergentes. Para que un encuentro fortuito se de, uno de los dos debe o no tomar el café por la mañana. Subirse en su automóvil a una hora determinada, viajar a una velocidad determinada, detenerse o no en el semáforo que podría estar en verde o rojo. Decidir entrar a la cafetería antes de asistir a su trabajo. La otra persona también tiene que responder a infinitas variables que se inician con el día y fecha de su nacimiento y este día depende del momento en que sus padres hicieron el amor para concebirlo. Y así… una vez que todas estas variables se han cumplido, las dos personas coincidirán en la misma cafetería. Podríamos llevar este análisis de las causas necesarias para que ocurra cualquier hecho fasto o nefasto. Aquí nos referimos sólo a las causas más evidentes; sin embargo, hay causas ocultas. Mucho más difíciles de descubrir como los rasgos de carácter que determinan un comportamiento. Las experiencias acumuladas en vidas pasadas que hacen que actuemos de tal manera o que vivamos experiencias necesarias para nuestro crecimiento y evolución.

Al elevar su nivel de despertar la persona puede, hasta cierto punto, adelantarse a los hechos, pero sólo a nivel de inmediatez. En cierta forma, si tenemos acceso a la información, podemos planificar la distribución de un producto, conocer los gustos y necesidades de un colectivo para ofrecerle algún servicio o para manipularlo políticamente como suele suceder tan a menudo. Pero para determinar la causalidad y acceder al mundo de los planos determinantes, se requiere de un nivel extraordinario de despertar y de conocimiento. Lo que si podemos hacer es utilizar otras leyes de la naturaleza para influenciar las causas y sus efectos. Como todo en el universo es mental y las causas no escapan a esta ley, podemos trabajar sobre los planos mentales, por medio de nuestra conciencia, para modificar o influenciar, en cierta forma, la causalidad.
Uno de los principios que rigen el universo es el de vibración. Los estados vibratorios son susceptibles de modificarse voluntariamente, al modificar los niveles de conciencia. A mayor vibración los resultados de nuestras acciones estarán determinados por un tono más elevado y sutil. Los efectos de nuestras acciones serán nefastas. Como todo es mental, nuestros estados de conciencia tendrán un efecto determinante en los resultados de nuestras acciones. De allí que es importante actuar desde un estado elevado de despertar. También es posible actuar, por medio del músculo de la voluntad, sobre el principio de polaridad que afirma que todo es dual y el del ritmo que rige la ley del péndulo. Como sabemos existe una ley física que dice que toda fuerza en un sentido, genera una fuerza equivalente en el sentido contrario, esta ley se manifiesta en todo el universo. De allí que todo en el universo se compensa fluyendo hacia su opuesto. La polaridad afirma que todo tiene su opuesto. Si somos conscientes de esta ley, podemos polarizarnos reteniendo el péndulo en las emociones y en los pensamientos positivos ya que estas leyes también rigen nuestras emociones y las manifestaciones imaginarias. Como los opuestos son “idénticos en su naturaleza” voluntariamente podemos convertir una emoción negativa en su opuesto. El miedo puede convertirse en valor. La tristeza en felicidad. El odio en amor. La polaridad está relacionada con el principio vibratorio. Desde la conciencia elevada, podemos modificar la vibración densa de los pensamientos y emociones negativas y transmutarlas en emociones positivas y superiores. Esta es la verdadera alquimia. Cuando aprendemos a polarizarnos, nos liberamos paulatinamente de la esclavitud de la ley del péndulo y podemos actuar con mayor libertad interna. El principio del ritmo hace que el péndulo se regrese hacia lo opuesto de manera rítmica. El principio de polaridad rige nuestros pensamientos y, si estamos conscientes de nuestra capacidad para modificar nuestro nivel de despertar, tendremos mayor dominio sobre lo que pensamos e imaginamos. Reteniendo nuestra mente en interpretaciones positivas de los fenómenos y los hechos que ocurren podemos transmutarlos.
En otra oportunidad hablamos de los modelos de pensamiento que determinan lo que, de manera inconsciente, aceptamos como negativo o positivo. Si estamos conscientes de los principios mencionados, podemos utilizar estas leyes para polarizarnos hacia lo positivo. Podremos descubrir que, más allá de los modelos de pensamiento, en el rango que divide los opuestos, hay muchas posibilidades de interpretación de los hechos que ocurren. Todo cambio es, en realidad una oportunidad para crecer y despertar. Los cambios suelen interpretarse como algo negativo simplemente porque desconocemos los resultados de los mismos y porque tenemos miedo a la libertad. Todo cambio es en realidad una oportunidad para liberarnos de nuestras ataduras internas. Todo cambio, aunque de acuerdo a nuestros modelos de pensamiento, parezca negativo, es en realidad, liberador.
Cuando se nos presenta un cambio en la vida, la actitud positiva y generadora de bienestar y sanación es aceptarlo y vivirlo a plenitud. Buscar en el río de la vida aquel aprendizaje que ese cambio encierra. El que tiene esa actitud ante la vida estará siempre en el bando de los ganadores pues, aunque aparentemente pierda, ganará. Todo cambio es oportunidad. No hay que desperdiciar la experiencia de las transformaciones.
A veces, nos aferramos a situaciones placenteras o a esquemas que suponemos o que son gratos y nos perdemos de otras situaciones de mayor bienestar y armonía. Tenemos miedo a la soledad y al luchar contra, o rechazar la soledad, nos perdemos del gran bienestar y armonía que podemos sacar de nuestros momentos o etapas de soledad.