TIAHUANACO, enigma de enigmas Por Nicomedes Zuloaga P. (Arkaúm)


CHARLA 24 DIC 2008
Enigmas de enigmas.

Como siempre voy a intentar que esta charla, resumen, sea lo que insisto en llamar letra viva y no letra muerta. De allí que, aunque me disguste un poco, debo hablar de mi experiencia personal. La premisa es que, la gran mayoría de las tradiciones iniciáticas, insisten en hacernos pasar por la llamada muerte iniciática. Dicha muerte se realiza de manera simbólica y tiende a llevar al adepto a vivir el psicodrama de la muerte y el paso a un espacio de vida paralela a lo que, hasta el momento, considera la vida real. El psicodrama le abre una puerta hacia la vida eterna.
Ahora bien, la vida misma es un proceso de iniciación y crecimiento y, aunque nadie tenga un certificado que indique el largo de su vida, ya que no hay pacto posible con las moiras, cuando nos acercamos a los sesenta y ya hemos enterrado a un buen número de compañeros, amigos y amigas, vemos la posibilidad del fin como algo más auténtico que a los veinte. El significado de la muerte toma entonces otra dimensión. Si no hemos trabajado en el significado profundo del psicodrama, si no hemos vencido nuestros apegos con el mundo material y hemos dedicado nuestra vida a regalársela al qué dirán, la fama, la riqueza y el reconocimiento externo, nos encontraremos en un camino sin salida. En lugar de pasar al bardo del libro de la vida y de la muerte tibetano, tendremos la sensación de que el final se acerca. Aquellos que se consuelan con haber tenido hijos y haber sido “buenos” de todas maneras enfrentarán el final, con un elemento agravante, se preguntarán el para qué de esta comedia. Les quedará sólo el camino de la fe.
Pues bien, hay un remedio para la mayoría de las enfermedades de los sesentones. Esta medicina me la he aplicado y se trata de un fenómeno poco estudiado, pero aplicado por todas las iniciaciones antiguas. Voy a comentar algunos casos de estas sanaciones extraordinarias. Sir Francis Chichester, antes de realizar el primer cruce del Atlántico en solitario, sufría de cáncer. Cuando llegó a su destino, se había sanado. El ayuno voluntario y prolongado, a pesar de todas las advertencias de la medicina tradicional, ha probado sus resultados en múltiples oportunidades. El Dr. Alexis Suvorín, en su liobro, “la curación por el ayuno” registra muchos casos de sanación.
¿Qué ocurre verdaderamente en los ayunos voluntarios, cuál es la respuesta consciente a estos ayunos y qué experiencia vive la persona que ayuna?
Por ahí en 1989 me enfermé de hepatitis y ya me había entrenado en ayunos cortos de 36 horas semanales durante varios años. En realidad sentía un despertar durante los ayunos. Durante mi regreso a Venezuela, por el río Branco, hasta Caracarai, realicé un ayuno de quince días. Había leído sobre los ayunos de Ghandi, en el libro “Esta noche la Libertad”. Me interesaba la experiencia. Para hacer la historia corta, cayó en mis manos el libro de Suvorín y decidí iniciar mi ayuno, una vez recuperado de la hepatitis. Mi médico me dijo que estaba loco y que eso no se podía hacer, que moriría. Suvorín advertía sobre esa opinión del médico. Lo cierto es que realicé el ayuno total y voluntario durante cuarenta días y sus noches. La hematología completa dio resultados desastrosos a los ocho días, otra hematología, a los doce días, dio resultados perfectos. El médico se sorprendió y decidimos hacer exámenes cada ocho días. Los últimos diez días ya no podía dormir y el médico me recetó un agua con una cucharada de azúcar negra antes de dormir ya que de lo contrario, el pensaba que produciría un coma y perdería mi experimento. Lo que verdaderamente sentí los últimos días era la certeza de una muerte cercana. No una muerte simbólica, sino real. La temperatura corporal baja varios grados, no hay como mantener el calor y, de todas maneras, hay que llevar una vida normal. Acercarse conscientemente a la cercanía del paso al otro lado, es una brutal forma de despertar. Más que la experiencia de la muerte, se trata de la experiencia de la vida, de la rueda de la fortuna, del ciclo transformador de la energía originaria del universo. No se diferencia esta experiencia, de la de Chichester con su barquito haciendo agua por una tabla de la proa, en medio del océano. Si vencemos la necedad de la opinión ajena, de qué dirán, les diré que vale la pena arriesgarse a vivir experiencias extremas. No a los veinte años. Todos los de veinte años quieren experimentar la adrenalina de un vuelo en parapente. Me refiero que, a pesar de que los tilden de loco, si desean experimentar la salud, la certeza de la vida eterna y el amor verdadero, los sesentones deben empezar por comprar, si pueden, una moto de alta cilindrada. Ir rápido y hacer varios saltos en paracaídas, volar en parapente y en ala delta y subir a cumbres por encima de los cinco mil metros a ver si sobre viven. Lo cierto es que el tiempo aquí está contado. Si quieren conquistar una nueva vida, si temen que pueden morir de alguna enfermedad extraña, busquen la cercanía de la muerte en todo momento. Es el camino de la libertad, pero primero, libérense de qué dirán. Si están hartos de su pareja, cambien, si ya están hartos de sus amigos, cambien.
Hace unos nueve años tuve una fibrilación ventricular y un paro cardíaco. Pasé varios días en terapia intensiva y me dieron amiodarona durante varios años. Hace ya dos años que suspendí la dosis poco a poco. No me puse al desfibrilador que era “el último grito” y para terminar con esto, ayer 24 de diciembre, decidí escalar la cima del Huayna Potosí de 6033 metros de altura, una de las cimas de América. Ascendimos, desde 4700 metros del campamento base, hasta el “refugio de la roca”. Me sentí muy cansado, pero mi pulso estuvo bien. Mi compañero de viaje pensaba a que estaba haciendo una “endura” al estilo cátaro y que mi intención era morir en la montaña. Nada más lejos de la realidad, mi intención era vencer la muerte conociéndola un poco más. Hacerla mi amiga inseparable. Como teníamos apenas dos días en la paz, no estaba aclimatado y me dio soroche. Me tomé mi pastilla y a las doce de la noche, me sentía listo para avanzar hacia la cumbre. Vestidos con trajes de altura, crampones, cuerda y piolet, alumbrándonos con una linterna frontal, iniciamos en ascenso a la una de la madrugada del 24 de dic. Debo decir que el ascenso era agotador y que mi lema secreto era “vincere aut mori” Subimos lentamente hasta una altura de 5300 metros y mi compañero de viaje y mi guía me convencieron de que ya no podríamos hacer cumbre. En la maniobra de regresar, en la mitad de un escalón del glaciar, resbalé y nuestro guía Sebastián y Emerson, me aseguraron. Después de un superesfuerzo para clavar mi piolet en la pared de hielo y mis crampones, venciéndola otra vez, logré volver al angosto escalón de hielo y descendimos.
Durante el ascenso, la gran montaña me enseñó que había que respirar concientemente y con ritmo. Era la única manera de mantener oxigeno en los tejidos. Había que detener la imaginación y luchar contra las emociones y, sobre todo, olvidar para siempre que tenía una “condición cardiaca”. Llegamos a las cinco de la mañana al refugio de la roca y me sentía feliz y nuevo. No tuve entrenamiento físico para hacer cumbre en el Huayna, pero había conquistado mi cumbre interior y me había liberado de mi supuesta enfermedad. La amiodarona se quedó en el morral, jamás la probé. Empiecen por la moto, no permite errores y les obligará a mantenerse en estado de alerta. La cumbre vale la pena. Voy a entrenar este año para intentarlo de nuevo a los sesenta.
Ahora quiero hablar de nuevo de la tradición originaria. Oh, sorpresa, la tradición de los Tihuanacos también se basa, como en todas las tradiciones originarias, en los cuatro elementos de la naturaleza y su depuración. A cuatromil metros de altura, se encuentra uno de los enigmas de la humanidad, el complejo arqueológico de Tihuanacu. La ciencia oficial no logra dar con una respuesta final respecto al origen del templo solar de Kalasasaya, de la pirámide y del templete. Pero si analizamos la fisonomía de los monolitos, descubriremos los mismos tocados de Isla de Pascua y el origen de la cultura del Pacífico, las trazas de la tierra de Mu y, también, la tradición atlante. Es imposible, con carbono 14, conseguir fechas para la piedra, así que sólo se puede hacer con el material asociado de origen orgánico. Toda la cultura de Tihuanaco se basa en los cuatro elementos representados en el puma, la tierra, el cóndor, el aire, el pez, el agua y la llama, el fuego, también representado en algunos monolitos como la serpiente que asciende. Estos cuatro elementos, a su vez, se manifiestan en tres planos: el celeste, el terrestre y el sub terrestre o inframundo. Espíritu, alma y materia. Se trata entonces de una estructura filosófica basada en el número siete. El trabajo espiritual sobre los elementos y la clave numerológica del siete, nos lleva de nuevo al resto de las tradiciones originarias. La tibetana con sus cuatro elementos y el eter, la tradición egipcia y el hermetismo con sus cuatro elementos y sus siete principios y, de nuevo, nos encontgramos con la tradición originaria de América. El imperio de Tihuanaco dio origen al Incario. Fue a pocos kilómetros de allí, en la isla del Sol, donde Mama Ocllo y Manco Capac, iniciaron la construcción del imperio del sol. Los escalones de la pirámide de Acapana, las escaleras de acceso al templo de Kalasasaya y del templete donde se descubrió el enorme monolito de Benett, nos hablas de una raza de gigantes. Todo indica que, en estos templos hay un mensaje paralelo al de las pirámides egipcias. Quizás, como ocurrió en Stonehege, muchas civilizaciones, durante milenios o quizás millones de años, hicieron vida ceremonial en Tihuanaco. O tenía razón Horbiger y, durante la era terciaria, fuimos visitados desde las estrellas y se impregnaron los habitantes de la tierra con una conciencia cósmica de orden superior. Con un tono vibratorio mayor y más sutil.
Lo cierto es que ocurre, en el origen remoto de esta cultura un culto a la llama. De acuerdo a la ciencia oficial, durante el terciario, ya existían los camélidos, pero no los humanos, ni humanoides. Lo que ocurre es que las teorías evolucionistas de Darwin, nos han predispuesto a pensar que, el único vehículo de la conciencia, sería el humano antropoide. Lo cierto es que la conciencia como tal es un fenómeno supranacional. Es perfectamente posible que esta conciencia humana se manifestara en un camélido que después fue adorado, o en un delfín que, aunque incapaces de desarrollar una cultura fuesen receptáculos de la conciencia. Nosotros, en esta era, habitamos cuerpos de monos, pero no necesariamente habitamos estos vehículos en otra era del planeta y, si existiese vida en el inmenso cosmos que, evidentemente existe, al menos vida consciente, no necesariamente habitaría el mismo animal, o la misma materia. De hecho, según la tradición, la tierra y todos los cuerpos celestes, son seres vivos. Tradición que los pueblos originarios americanos han mantenido hasta el presente y que representa una de las divergencias mayores con la cultura consumista occidental que está destruyendo la vida del planeta.
Tihuanaco es una caja de sorpresas. En el templete, existe una muestra de rostros de todas las razas de la tierra conocidas y de otras desconocidas. Hay una figura precolombina de un hombre de raza caucásica. En cuanto pueda les enviaré la foto. Quienes estuvieron en América antes de Colón. ¿Cuales eran esos blancos barbados que fueron tan amables y espirituales que crearon tal confusión en la mente de Atahualpa que los confundió con Pizarro al cual sólo le interesaba el oro? Podemos especular sobre muchas razas de barbados que, desde la remotísima Lemuria y Atlántida pudieron pasar por Tihuanaco, pero esa figura precolombina es de época más reciente. ¿Dónde fue la flota templaria, o parte de esta, en 1307? Acaso no vinieron a América. Porqué Colón viaja con la bandera templaria en sus velas? Parece que otro misterio, más reciente, ocultan estas ruinas, el enigma de los enigmas.
Arkaúm.

3 comentarios sobre “TIAHUANACO, enigma de enigmas Por Nicomedes Zuloaga P. (Arkaúm)”

  1. evidentemente en Tihuanaco se advierte una especie de misticsmo y es ahi donde los antropologos aun no han echo estudios serios , pero se ve a simple vista que los que erigieron las construcciones no fueron seres terrenales normales y si hitler mando aun durante la segunda guerra mundial a buscar la puerta hacia el centro de la tierra en tihuanaco debio haber sido por tener alguna informacion que sea relativamente veraz

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