DEL ENAMORAMIENTO A LA RELACIÓN

Por Nicomedes Zuloaga P. (Arkaúm)

Enamorarse es un asunto complicado. Hoy día, los científicos afirman que se trata sólo de un proceso quimico-cerebral. Que si se estimula un centro en el cerebro, las personas sienten ese estado y zás, todo parece estar perfecto, se vive como en las nubes. Desde otro punto de vista se afirma que, el enamoramiento. es un estado de enganche magnético. Es como si dos piezas imantadas se unieran. Si entendemos la vida en términos energéticos podemos interpretar el enamoramiento como un estado de magnetización mutua.
Por un lado, entendamos que este proceso que puede ser el inicio de una relación de pareja, desde un punto de vista práctico, es peligroso, pués las personas involucradas se ven impedidas de conocerse objetivamente ya que la razón es inversamente proporcional a la emoción y, los enamorados, se encuentran emocionalmente alterados, lo cual los imposibilita para conocerse mutuamente de manera veraz. Por eso, muchos enamorados, intentan convertirse en parejas estables después del flechazo y fracasan estruendosamente pués, al poco tiempo, cuando pasa la intoxicación magnética, descubren que él no era “el principe azul” y ella no era “la vírgen María”. Fantasías arraigadas profundamente en la programación cultural y religiosa de nuestra sociedad. En verdad, cada quién proyectó sobre el otro una imagen idealizada, estimulada por la emoción y el magnetismo. Cuando alguien se enamora, no tiene caso explicarle que la cosa puede ser diferente. Que él no es el “principe” que ella no es “María”. Que tienen defectos que podrían ser incompatibles con sus expectativas.
Algún psicólogo dijo que, en este asunto de la pareja, no funciona eso de que los polos opuestos se atraen. Que lo importante para que una pareja funcione es que sean polos similares. Que compartan la mayor cantidad de puntos de vista, gustos etc. Es decir, si se decide hacer una pareja, hay que hacer un superesfuerzo para superar la emocionalidad desbordada y utilizar la razón. Los candidatos deben hacer una lista de lo que esperan de la relación, una lista de lo que esperan de su pareja, de los límites que no están dispuestos a aceptar, sobre todo, de aquellos hechos sobre los que no están dispuestos a transigir. En esto, los candidatos a pareja, deben ser muy honestos uno con el otro. La comunicación es muy importante para construir una pareja. Claro, lo primero es que se gusten, que exista mucha química, pero la química no basta.
En nuestra sociedad, la pareja y, sobre todo, el matrimonio es un asunto de mucho peso. Vivimos en una sociedad que defiende la monogamia a capa y espada, como si esta fuese la única posibilidad de relacionarse. El matrimonio es un contrato con múltiples aristas que van, desde lo económico hasta lo ético y moral. Mucha gente no piensa que, al firmar ese contrato se compromete a muchas cosas, algunas de las cuales son difíciles de cumplir. En la mayoría de los códigos, la infidelidad, por ejemplo, es un delito. Sobre todo, en sociedades machistas y patriarcales, la infidelidad de la mujer es causal de divorcio y es castigada. Cuando existen hijos, las responsabilidades éticas, morales y económicas son enormes. La carga psicológica y el stress que puede significar la educación de los hijos, no siempre se toma en cuenta a la hora de construir un hogar.
Por otra parte, no todo enamoramiento tiene que terminar en matrimonio. Entre gente adulta y mentalmente sana (quiere decir no muy alienada por el bolero cultural) esta química puede ser el origen de una verdadera amistad eterna y feliz. Es así como, el enamoramiento, puede ser la puerta para experimentar el verdadero amor, libre, comprometido, respetuoso, pero no posesivo ni dominante. Libre de celos enfermizos. Donde la comunicación fluye sana y libremente y se comparten las cosas buenas, divertidas, trascendentes y bonitas de la vida. Lo que ocurre es que todo conspira para que la relación se convierta en un “matrimonio” no siempre feliz. Debemos considerar como un elemento muy positivo del enamoramiento que, este estado suele ser creador de cosas positivas. Si se une a la creación consciente, en el acto sexual, puede generar grandes beneficios. Cuando nos sentimos plenos y felices y cuando vivimos a plenitud, la vida tiende a regalarnos cosas buenas y positivas. “Todo es mental, el universo es mental”. La felicidad es un generador permanente de felicidad. Lo que ocurre es que, en las relaciones de pareja suelen entrar en juego traumas inconscientes y mecanismos implantados socialmente desde nuestra más tierna infancia. También necesidades nacidas de nuestros temores y debilidades. El miedo a la soledad juega un papel importantísimo en el enredarse en relaciones de dependencia enfermizas. El miedo a la pobreza estimula relaciones interesadas y mercantilistas que destruyen, las más de las veces, lo más preciado de una relación.
Sin embargo, vale la pena enamorarse y correr el riesgo ya que es una puerta, una gran oportunidad, para vencer los mecanismos inconscientes y temores. Oportunidad para iniciarse en la magia sexual creadora y liberadora. Para entregarse, sin cautela, y perder el miedo a sufrir o a decepcionarse. Es también una oportunidad para vivir en el presente, sin proyectarse al futuro, ni al pasado. Es la oportunidad para compenetrarse y entregarse sin esperar nada a cambio, vivir la plenitud de un orgasmo prolongado y eterno. Se trata de conocer al dios en su manifestación más pura y directa. Si la pareja logra sublimar este estado, seguramente encontrará respuestas a los más grandes enigmas. En la entrega está esa respuesta. Dos personas, o más, que logren relacionarse desde el amor y la entrega consciente estarán transitando el camino que lleva al conocimiento directo del dios, de la armonía universal y del regreso a la unidad.
Crear desde la felicidad, es casi una garantía de crecimiento y de evolución. Es una oportunidad para vivir el desapego, verdadero camino para unirse con el Todo. A veces, nos topamos con un amor antiguo y verdadero, nos reencontramos y tenemos la certeza de que hemos caminado y avanzado juntos antes, en otras vidas. Todavía hay quienes no creen en la reencarnación, ni en la vida después de la vida. Pero otros, por vía de la conciencia y del amor, descubren que los límites de la vida están mucho más allá de las tres dimensiones de largo, ancho y alto. Que la entrega y el desapego nos puede enseñar que, en verdad todos somos uno y que, a veces, esa certeza llega con el retorno a la unidad del otro ser que fuimos en el origen de los tiempos que regresan y existen en la totalidad de los tiempos y en el espacio y sus multiples e infinitas dimensiones. Pero eso es harina de otro costal. El que vive esa experiencia, no necesita explicaciones.
Lo más bonito es una pareja de amigos, compañeros y amantes, capaces de crecer y evolucionar juntos. Capaces de realizar una obra de transformación interna y de transmutar su entorno. La mente superior, entendida como la totalidad del ser, tiene la capacidad para modificar la materia en sus planos más y menos sutiles. El verdadero amor, desde la conciencia elevada, puede viajar en el tiempo y en el espacio. No tiene los límites del mundo visible. No tiene edad, ni prejuicios. No tiene cuerpo físico porque se manifiesta en la totalidad. Dicen que la luna clara es su espejo.
Arkaúm.