Por Nicomedes Zuloaga P.
Pedro Ouspensky, fue lectura importante en mis años de juventud. Su primera obra que cayó en mis manos fue “Psicología de la posible evolución del hombre”. Se trata de una obrita que, sin duda, abrió una puerta hacia la comprensión de los mecanismos inconscientes que rigen cada uno de nuestros actos. Al realizar un proceso serio de introspección, gracias a estos conceptos, descubrí que no tenemos ni las facultades ni las cualidades que habitualmente pensamos que tenemos. Me refiero al libre albedrío, a la posibilidad de que el verdadero yo se manifieste en nosotros. A que estemos verdaderamente despiertos. Otro libro fue “En busca de lo milagroso”, verdadero compendio de la filosofía y las enseñanzas de Gurdieff, filósofo, psicólogo, coreógrafo y mago que estableció una escuela esotérica en occidente aplicando técnicas, hasta entonces, no divulgadas o simplemente desconocidas. También leí un libro que podría calificar, de acuerdo a lo que despertó en mi, de espeluznante: “La Extraña Vida de Iván Osokín”. Parece más bien una obra teatral. Una tragicomedia de lo que había sido mi propia vida de equívocos y contradicciones. Un espejo atroz de una realidad tan invisible como evidente.
Iván Osokin, después de un desengaño amoroso, toma un revolver y algunas balas. En su fatiga suicida, se encuentra en la habitación de un mago poderoso. Le narra lo que el considera, o recuerda, de la historia de su vida y cree que si pudiese retroceder diez años, podría enmendarla y recuperar el amor perdido. El mago le concede su deseo, no sin advertirle que de nada le servirá la estratagema. Iván reaparece en sus días escolares. Recuerda toda su vida anterior; sin embargo, inevitablemente repite sus errores. Fracasa, una y otra vez, en su intento de “enderezar” sus entuertos y de aceptar humildemente los retos que la cotidianidad le plantea.
Iván repite su vida indefectiblemente. La tragedia narra la necedad de los sueños inútiles y del autoengaño que se repite. Es una historia de la rueda de la vida y del eterno retorno y, sobre todo, del olvido. Al final del periplo, la historia circular termina donde empezó. Iván Osokin pierde el amor de Zenaida, toma el revolver y las balas y termina en la habitación del Mago. Desde un punto de vista literario la obra no es muy valiosa. Se repiten lugares comunes de la cotidianidad del joven irresponsable. Del soñador. Pero; sin embargo, cumple con el objetivo de convertirse en espejo de los mecanismos humanos. Las enseñanzas de la secta inspirada por Gurdieff, se basan en que todo se repite en la vida del hombre que está dormido y que sólo un enorme esfuerzo puede sacarlo del ensueño. Qué ningún hombre o mujer puede vencer los automatismos por si mismo y que, solamente, entregando su vida, es posible el cambio. No toda la vida, pero al menos unos años de la vida. Que absolutamente todo lo que cree sobre sus posibilidades y cualidades es ilusión y sueño. Claro, no fue el primero en afirmar tal cosa. Ya Calderón de la Barca se había adelantado a Ouspenski, pero con una prosa barroca para ocultar quizás el verdadero significado de la esclavitud humana. Los egipcios consideraban que existía, un poder “diabólico” que engañaba al hombre haciéndole creer que lo que vivía era la realidad, cuando era en verdad un sueño. Durante la misma época de Ouspensky, el tema del despertar fue abordado por los teósofos encabezados, en un principio, por la señora Blavatsky y, posteriormente, por Krishnamurti, debo admitir humildemente que las lecturas de este último me resultaron más claras e iluminadoras que los, a veces crípticos, escritos de Blavatsky. También Rudolf Steiner, partiendo de la teosofía, desarrolló un sistema y una escuela para el despertar que aún existe (La Antroposofía). También se pretende la modificación de los estados habituales de la conciencia en las tradiciones esotéricas más cerradas como las logias masónicas, el hermetismo y el Rosacrucismo que imponen una disciplina ritual que implica movimientos conscientes, palabras y signos que constituyen un lenguaje simbólico gradual de creciente complejidad ritual. Las tradiciones originarias del oriente, tanto aquellas relacionadas con el budismo, como la tradición hindú y el sufismo, entregan herramientas graduales, o no, para acceder a los estados alterados de la conciencia.
Lo cierto es que, una vez que el hombre toma conciencia de lo intrascendente de su vida y sus acciones, jamás podrá volver a ser el mismo. Pero esto, por ningún motivo significa que se ha liberado. El proceso de despertar debe ser permanente e incorporarse en el ser. Entender que, en esta vida, existe un mercantilismo universal y que, para conseguir algo, siempre hay que sacrificar algo, es un paso enorme en el camino que señala esta Extraña Vida de Iván Osokín.
El libro es un espejo de la inevitabilidad y de la repetición permanente y mecánica de todo. Nos muestra el proceso circular de nuestra mente laberíntica que nos impide ver el mundo tal cual es y que nos “circunscribe” a hacer las cosas siempre igual, mecánicamente. Que hay automatismos irreductibles que, aunque sepamos todo lo que ocurrirá, nos obligarán a actuar siempre de la misma manera. Esa es quizás la característica atroz y espeluznante de La Extraña Vida de Iván Osokín. Para mi fue la puerta de entrada a un sendero permanente de esfuerzo, crecimiento y posible, o presunta, comprensión.
felisitaciones a akel o akellos ke han hecho posible esta divulgacion por internet, me enkuentro muy agracsido kon este material tan trasendenta para la humanidad
aki estan las vases para el autentico despertar y escaparnos de la ilusion mayasica en ke la humanidad se ecuentra. gratisimas venditos sean.