El genial Francisco de Miranda. Maestro de Bolívar

Por: Nicomedes Zuloaga P (Arkaúm)

En 1803 Bolívar enviuda después de un corto e intenso idilio. Romántico por excelencia, sufre desconsoladamente. Tenía varios años separado de su maestro que estaba en Europa. Bolívar considera que no puede volver a enamorarse y que debe dedicar su vida a otra aventura. En Cádiz se pone en contacto con los miembros de la logia “Caballeros Racionales”. La cual, aparentemente pertenecía al Gran Oriente español y trabajaba por la libertad americana. Carlos Pueyrredón afirma que Miranda había establecido un curso de matemáticas que sirvió para disimular sus reuniones secretas y que de allí salieron las logias Lautaro y Caballeros Racionales, conocida también como Gran Reunión Americana. Es precisamente en 1803 que Bolívar se inicia como Aprendiz en Cádiz. En esas mismas logias se iniciaron también, José de San Martín, Bernardo O Higgins, José Miguel Carrera, Argomedo, Zapiola, Alvear, Monteagudo, Mariano Moreno y otros gestores de la independencia de América del Sur. La logia Lautaro fue fundada por Miranda en 1800 cuando residía en Londres. Miranda dirigía estas logias desde Londres ya que no podía pisar territorio español. Aquí Bolívar se inicia en la simbología masónica, signos, palabras y tocamientos del grado y, con esto, se le abren las puertas a las logias masónicas del mundo y a la fraternidad secreta más poderosa de todos los tiempos. En 1804 Bolívar se va a Francia donde conoce a Alejandro Humboldt, también hermano masón. En París se reencuentra con su maestro Simón Rodríguez, también masón, con quien asiste a la logia “San Alejandro de Escocia”. El 11 de noviembre de 1805 recibe en esta misma logia el grado de compañero, cuyo testimonio existe en el archivo de Supremo Consejo Confederado del grado 33 para la República de Venezuela. Según fuente de Supremo Consejo, este documento fue adquirido por el escritor Ramón Díaz Sánchez, quien lo donó al Supremo Consejo, después de comprobar su autenticidad. En este documento aparecen J. La Tour D’Auverge como Venerable Maestro, Ferdinand Thory, como Primer Vigilante, Potu, como Segundo vigilante. Hago esta aclaratoria pues, debido a la privacidad con que se guardan estos documentos, muchos han intentado desestimar la calidad masónica del Libertador.
Miranda es el maestro de la gran conspiración americana. Su nombre completo era Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez. Nació en caracas en 1750 era hijo de peninsulares. Se alistó en el ejército español y estuvo al servicio de España en Cuba y Norte América. En la campaña de Luisiana obtiene el grado de teniente-coronel. Después le acusan de contrabandista y de ser amigo de los ingleses. Tiene que escapar y viaja a Filadelfia donde se entrevista con George Washington. Hace amistad con el coronel Smith, con el canciller Livingstone y con Clinton. Especialmente hace amistad con Tomás Paine y con Henry Knox. En Boiston se entrevista con Lafayette. Hay quienes afirman que, durante este viaje Miranda establece contacto con la masonería y se inicia en sus misterios.
Después regresa a Londres donde instala su cuartel general para la gran conspiración. Una vez instalado, parte en un viaje que lo lleva a Prusia, Austria, Sajonia, Asia menor, Italia y Grecia. Prolonga su viaje hasta Escandinavia y Rusia. En Kiev, conoce a Catalina la Grande.
Durante la revolución francesa participó con los girondinos. Decía que amaba la libertad, pero no una libertad sangrienta. La otra alternativa era colocarse en la línea de los Dantón, Marat y Robespierre. Cuando Francia declara la guerra a Prusia, Austria, Inglaterra, Holanda y España, Miranda es nombrado mariscal de campo.
Pero fue gracias a Catalina que Miranda logro organizar su proyecto emancipador. Se dice que Miranda fue predilecto de la zarina con todo lo que esto significa. Algunos afirman que era mucho más joven que ella para que se hubiese dado un encuentro amoroso. Concepto basado en prejuicios de aquellos que desconocen las verdaderas fronteras del amor. En todo caso, Catalina le entregó una carta circular para todos los embajadores Rusos. En esta carta, la Zarina, solicita todo tipo de atenciones para su amigo y, sobre todo, protección, al punto de exigirles le den asilo si Miranda lo llegara a requerir. Además, había una autorización expresa para que Miranda pudiese utilizar el uniforme del ejército ruso. La intención de Miranda era estar a salvo de las autoridades españolas que lo buscaban para apresarlo. La Zarina le entregó también un pasaporte ruso con el nombre de Mirandow.
La actividad de las logias suramericanas se fundamentó en la llamada convención de París, hacia donde se dirigió Miranda con la protección de Catalina. Llegó a la Ciudad Luz vestido con pelucón anteojos. En la organización de la convención, participaron dos sacerdotes jesuitas. El llamado pacto Secreto de Paría tuvo lugar el 22 de diciembre de 1797. Los jesuitas que participaron en la reunión conspirativa fueron José del pozo y Sucre, peruano y Manuel José de salas, chileno. Estos participaron como delegados de sus respectivas colonias. Durante esta época, los jesuitas estaban en pugna con España y participaron de los trabajos masónicos y existía entre ambas organizaciones una identidad de intereses. Del Pacto de parís, nace el proyecto de las logias.
Después de la reunión de parís, Miranda se fue a Londres empezó a desarrollar su estrategia que incluía un plan estratégico para liberar toda la América del Sur. Además, el pacto de París proponía al gobierno británico su colaboración en el proyecto cuyos detalles veremos más adelante. En Londres, Miranda establece una escuela de matemáticas en su casa de Grafton Street. Uno de sus alumnos es Bernardo Riquelme. Cuando Miranda supo que era hijo del Virrey del Perú, tomó interés especial en su educación. Sobre todo inculcarle ideas independentistas. Se trataba de Bernardo O’Higgins, libertador de Chile. Sobre este encuentro, Vicuña Mackenna escribió que Miranda exclamó: “la providencia quiere que se cumplan nuestros votos por la libertad…así está decretado en el libro de los destinos. Mucho secreto, valor constancia son la égidas que os escudarán de los lazos de los tiranos”. Cuando O’Higgins partió hacia América, después de haber trabajado en la logia de Miranda, Este le entregó una carta en la cual le da algunos consejos. Le da nombres de algunos latinoamericanos en quienes puede confiar le dice que duda que se los encuentre en su camino a que su país (Chile) es una zona diferente. Le dice que, en su larga conexión con Suramérica es el único chileno que conoce (aparte del sacerdote). Le pide que desconfíe de todos los que no sean lectores de los libros prohibidos por la inquisición. Luego, Miranda le hace una aclaratoria con respecto al clero. Le dice que “no todo el que se sienta en la poltrona de un canónigo, es un fanático intolerante un enemigo decidido de los derechos del hombre”. Le dice que sabe que los más ilustrados y liberales de Sud América pertenecen al clero, pero que es muy difícil descubrirlos. “ No permitais que jamás se apodere de vuestro ánimo ni el disgusto, ni la desesperación” (Ref, Carlos Pueyrredón ). Como vemos, Miranda insiste en la importancia del autodominio como herramienta constante de trabajo. Sobre todo, el dominio sobre las emociones.