PROYECTO DE SIMÓN RODRÍGUEZ EN AMÉRICA

Por Nicomedes Zuloaga P (Arkaúm)
Fin de la etapa bélica y regreso de Rodríguez a América
El Maestro Rodríguez regresó en 1822. Textualmente explica su retorno así: “ Yo dejé la Europa (donde había vivido veinte años seguidos) por venir a encontrarme con Bolívar; no para que me protegiese, sino para que hiciese valer mis ideas en favor de la causa. Estas ideas eran y serán siempre, emprender una educación popular, para dar el ser a la República imaginaria que rueda en los libros en los congresos”.

Aquí, de nuevo se pone de manifiesto su intención. No hay otro rumbo para un hombre superior que impulsar, por todos los medios a su alcance, el desarrollo espiritual de la humanidad. Esta frase anuncia una profundidad cuyo significado profundo, hasta ahora no he encontrado en los escritos sobre Simón Rodríguez. Sus escritos suelen ser tomados a la ligera, superficialmente, como ve las cosas el hombre común. Se trata de un problema de significados. Un asunto de conciencia. Por eso, su obra no fue comprendida. ¡ Para dar el ser! Es decir, la existencia real, más allá de lo mecánico. Para darle lo que le falta al hombre que es nada menos que el hombre mismo. Enlaza perfectamente con el juramento de Bolívar: “para la emancipación del espíritu, para la extirpación de las preocupaciones, para el enaltecimiento del hombre y para la perfectibilidad definitiva de su razón…parece que el asunto ha sido desconocido y que el despejo de esta misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo”. “Dar el ser” como afirma Rodríguez es eso “ la emancipación del espíritu”. Liberar al espíritu que está preso en la máquina humana. Quiere que el animal esté al servicio del espíritu no al contrario. También nos coloca ante un dilema terrible y siempre vigente, Rodríguez le quiere dar el ser a la “REPUBLICA IMAGINARIA”. Niega nuestra existencia como nación. Esta frase entraña los vaivenes y la búsqueda que tenemos hoy como nación. Sin duda, desintegrada y llena de exclusiones sempiternas. Unas exclusiones siguen a otras exclusiones. Se trata de una República Imaginaria porque no existe en el fuero interno de sus habitantes. Se ha construido en base a la mentira. Al discurso. A la propaganda hipnótica de todos los bandos. El hombre propuesto por Rodríguez sería inhipnotizable. La República vivía en el maya . En lo mudable y, todo lo mudable, es ilusión y sueño. La patria imaginada, vive sólo en nuestra imaginación. Algunas exclusiones evidentes se han vencido en alguna medida. La exclusión del indio y del negro, por ejemplo. Pero ahora aparecen los nuevos excluidos.
Rodríguez vislumbró hace ciento cuarenta años lo que sería de nosotros los americanos que no tenemos una idea clara de lo que somos. América está marcada por el complejo de la inexistencia. Arturo Uslar decía que, el americano, es el único habitante del planeta que no sabe lo que es. Un africano, en Africa, sabe lo que es. Un sueco sabe lo que es. Un alemán, un ruso, un griego tibetano. En somos cambio, nuestros genes guardan los recuerdos de Europa, Asia o Africa, según el caso, traicionando nuestra americanidad. No es el caso de los pueblos originarios del Continente. Pero América ya somos todos y el ser va más allá. Los norteamericanos se sienten superiores tienen otros problemas, pero no tienen nuestro complejo. La tragedia de nuestra América es que es imitadora porque nos Una fuerza raíz y verdadera. Consciente.
Para que no quede duda sobre la influencia determinante de Rodríguez sobre el destino del Continente transcribiré algunos párrafos de la carta de Pativilca, escrita por Bolívae el 19 de enero de 1824 cuando se entera que su maestro está en América.
“ ¡ Oh mi maestro! ¡Oh mi amigo! ¡ Oh mi Robinson! Ud en Colombia! Ud en Bogotá nada me ha dicho, nada me ha escrito. Sin duda es Ud. el hombre más extraordinario del mundo, podría Ud. merecer otros epítetos pero no quiero darlos por no ser descortés al saludar un huésped que viene del viejo mundo a visitar al nuevo… ¿se acuerda Ud. cuando fuimos juntos al monte Sacro en Roma, a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrña usted olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros, día que anticipó, por decirlo así, un juramento profético a la misma esperanza que no debíamos tener. Ud. Maestro mío, cuanto debe haberme contemplado de cerca aunque colocado a tan remota distancia. Con qué avidez habrá seguido usted mis pasos; esos pasos dirigidos muy anticipadamente por Ud. mismo. Ud. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló. Ud. fue mi piloto aunque sentado en una de las playas de Europa…No he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Ud. me ha regalado…yo desespero en saber qué designios, qué destino tiene Ud…contemplará Ud.con encanto la inmensa patria que tiene, labrada en la roca del despotismo por el buril victorioso de los libertadores, de los hermanos de Ud…
esto lo escribió un hombre que a era llamado Libertador. Sin embargo, coloca al humilde Rodríguez en una dimensión sobre-humana.
En la misma carta, más adelante, lo trata como “amigo de la naturaleza”. “ Allá (Europa) está encorvada con el peso de los años, de las enfermedades y del hálito pestífero de los hombres; aquí está doncella, inmaculada, hermosa…No el tacto profano del hombre todavía no ha marchitado sus divinos atractivos, sus gracias maravillosas, sus virtudes intactas”.

Proyecto de Rodríguez:
Llega el momento de emprender la obra. Bolívar tiene todos los poderes para impulsarla. La idea del maestro es iniciar el trabajo con una escuela modelo. Una vez realizado el ensayo, se prepararían profesores que regentarían escuelas similares en toda América del Sur. La primera se estableció en Chuquisaca, en Bolívia. Paralelamente a la enseñanza, se debían realizar trabajos manuales que servirían para que los niños pagaran su propia enseñanza y manutención. Su intención era que los niños se independizaran y se desarrollaran como individuos cuanto antes. Los tres oficios principales eran: Albañilería, carpintería herrería. Las niñas trabajaban en artesanías más adecuadas a sus fuerzas. Costura y otras actividades que Rodríguez consideraba que los hombres usurpaban a las mujeres.
Decía el Maestro que había que colonizar la nación con sus propios habitantes, en lugar de seguir trayendo europeos con los mismos problemas que robaban “el ser” a la República. Rodríguez se interesó especialmente en la educación de las mujeres a que consideraba que estas se prostituían por necesidad y se casaban con la idea de asegurarse la subsistencia. Consideraba que esta era u a idea perversa con la cual se esclavizaban ellas y esclavizaban a los hombres. Quería una América libre de verdad. De hombres, mujeres y niños libres. Pensaba que era tarde para los viejos. Quería un nuevo hombre para el Continente. El viejo hombre no le interesaba nada.
Como suele ocurrir en estos casos, las ideas avanzadas de Rodríguez sobre educación chocaron contra los prejuicios y privilegios establecidos desde la colonia. El proyecto fue perseguido clausurado pues lo tildaron de una institución “inmoral”. En realidad, la moral de Simón Rodríguez también era superior. Se basaba en el conocimiento profundo de las leyes de la naturaleza y en la convicción de que, las normas morales, impuestas por la iglesia sólo eran una herramienta para la más sutil y salvaje esclavitud. La esclavitud de la conciencia. El Maestro se ocupó especialmente de educar a la raza americana. Le interesaban los hombres y mujeres nuevos. Estaba convencido que su sistema educativo era la base para la construcción de un nuevo mundo. Que con las leyes y las constituciones no se hacía nada sin educar. Educar desde el interior para que apareciera el hombre nuevo. Años después del fracaso de la escuela de Chuquisaca escribió que “ De haberse realizado su plan…los burros, los bueyes, las ovejas y las gallinas pertenecerían a sus dueños; de las gentes nuevas no se sacarían pongos para las cocinas, ni cholas para llevar alfombras detrás de las señoras, los caballeros de las ciudades no encargarían indiecitos a los curas…Habría personas ocupadas e instruidas en sus deberes sociales y morales: los campos estarían cultivados…el Alto Perú (hoy Bolivia) sería un ejemplo para el resto de América Meridional. No cabe duda que esta denuncia de Rodríguez siguió válida hasta nuestros días es el origen, muy justificado, por cierto, de la gran sublevación indígena que se vive en toda América. Todavía hoy, las culturas perdedoras ante el atropello de la cultura ganadora occidental (ref. Briceño Guerrero) tiene que luchar para vivir y expresar su cultura en libertad. El discurso de toma de posesión de Evo Morales en Bolivia rememoró que hasta hace cincuenta años los “indios” no podían penetrar en los cascos centrales de las ciudades bolivianas. El encuentro de la cultura europea con la americana fue un choque de trenes que he comentado en reflexiones anteriores.
Para entender mejor la obra de este sabio, me limitaré a analizar algunos pensamientos de Rodríguez publicados en sus obras. Lo que me interesa en esta reflexión es entender la esencia de su enseñanza y la factibilidad de aplicarla adaptarla. Por otra parte, el ideario bolivariano sobre la integración, está perfectamente hilvanado con el pensamiento de su mentor y forman parte de un mismo proyecto inconcluso. Por desgracia, buena parte de la obra de Simón Rodríguez se quemó en Guayaquil. Durante los años que había pasado en Europa, se dedicó a escribir dar forma a un proyecto completo de educación para los americanos. Este proyecto fue el que intentó aplicar en Chuquisca. Despues escribió un tratado titulado “SOCIEDDES AMERICANAS EN 1828, cómo serán cómo podrían ser en los siglos venideros, en esto han de pensar los americanos, no en pelear unos con otros”.
La primera parte lleva como título “Luces y virtudes sociales” Nada más vigente. Hoy día, que sus pensamientos analizados a continuación:
Afirma que el sujeto de las luces y las virtudes es el hombre en sociedad.
Que el objeto de la instrucción es la sociabilidad.
Que el fin de la sociabilidad es hacer menos penosa la vida.
Que tratará sobre los métodos modos de instruir las luces y virtudes sobre el número y organización de las escuelas.

La finalidad ya está clara: “hacer menos penosa la vida”. Propone una escuela para enseñar a vivir. Este concepto de una escuela para enseñar a vivir en todos los sentidos, es fundamental para entender la obra de Rodríguez. Cuando el habla de instrucción, se refiere a algo muy diferente a lo que normalmente entendemos. Se refiere a una concepción superior de la instrucción. Esto lo aclara en la introducción de la obra en los siguientes términos:
“Instruir no es educar, ni la instrucción puede ser equivalente de la educación aunque instruyendo se eduque… Es prueba de que acumular conocimientos , extraños al arte de vivir, nada se ha hecho para formar la conducta social- véanse los muchísimos sabios malcriados, que pueblan el país de las ciencias. Un filósofo puede hablar de la estrategia con propiedad, no ser, por eso, soldado”. Nos dice que, por medio de la “educación” sólo se recibe información memorística. Proceso intelectual hueco, muy lejos de lo que él considera “educación popular. El piensa que, la educación convencional, produce la enfermedad social que aqueja al mundo.
Cuando nos habla de “los sabios malcriados” del “filósofo”… que no es “por eso soldado” se refiere a la mentira de esa enseñanza y a la fantasía que produce la información puramente intelectual. Se refiere a una enfermedad que se caracteriza por la creencia que se desarrolla entre los intelectuales que los lleva a pensar que saben, lo que creen. La información le da a la creencia, en la mente del intelectual, autenticidad de sabiduría. Es decir, cuando conocemos algo intelectualmente, lo asumimos como si fuera un conocimiento real nos engañamos pues le falta la esencia del conocimiento que, de acuerdo al pensamiento de Rodríguez, es letra viva. Sólo sabemos el conocimiento vivo. El ejemplo es que podemos hablar horas con un soldado que ha sido herido en la guerra, imaginar lo que este nos relata, pero no por eso sabremos nosotros lo que es haber sido herido en combate. Podemos tener mucha información, ser cultos, pero eso no nos convierte en sabios. De qué le sirve la cultura a un hombre o una mujer, atrapados por la angustia y la agresividad. Que desconocen las leyes de la naturaleza y se enfrentan a estas debido a una programación cultural y moral antinatural. Rodríguez no quiere más loros que repitan cosas, sino sabios, capaces de aplicar los conocimientos adquiridos.
Dice que “…se generaliza lo que se extiende con arte para que llegue, sin excepción a todos los individuos de un cuerpo”.
Unidad en la multiplicidad es lo que nos plantea el sabio. La unidad es evidentemente el cuerpo, social en este caso, pero se inspira en leyes universales. Ese cuerpo no está formado por una masa amorfa, sino por individuos conscientes de su función en esa unidad total. Para que el cuerpo social esté sano, lo que se divulga “con arte” debe llegar, sin excepción, a “todos” los individuos de ese cuerpo. De allí la importancia de la educación popular. Si en el cuerpo humano, la salud llega sólo a algunas de nuestras células, la enfermedad atacará a las propensas y luego, estas contaminarán al resto hasta que el cuerpo muere. Rodríguez quiere una América sana, en paz armonía, sin preocupaciones, es decir, un cuerpo sano en el cual las partes conservan su calidad individual.
“ La posesión de los medios, impone la obligación de hacer uso de ellos”. El que sabe tiene un compromiso ético con los demás. La labor de todos es trabajar por la evolución de lo humano dentro de nosotros y en nuestra sociedad. Es un deber que nos impone la razón y el conocimiento. No hacerlo, sería una especie de traición a la naturaleza. Aunque al pretender cambiar los paradigmas, nos expongamos a toda clase de persecuciones agresiones por parte del colectivo inconsciente.
Simón Rodríguez fue un gran estudioso de la obra de Rousseau, algunos que conocen poco la obra de Robinson, afirman que este fue sólo un imitador de Rousseau. Nada más lejos de la realidad. El toma sus conocimientos directamente de la observación de la naturaleza y se apoya en Rousseau para plantear algo mayor:
Dice Rodríguez a este respecto “Rousseau desaprobaba la instrucción general, porque temía de sus defectos: no le faltaba razón, pero instruir no es educar (se ha dicho): los conocimientos son armas de que, por lo regular, se sirve, contra la sociedad, el que no la conoce”.
Vemos que considera que la explotación, el maltrato social, la exclusión, la discriminación y todos los abusos y privilegios se mantienen gracias a la ignorancia de esta ciencia que podríamos llamar la ciencia de la conciencia social. El que conoce la auténtica ciencia porque se ha educado en ella, sabe que en la naturaleza todo se compensa. El hombre se pervierte, se mancha en el proceso de sociabilización inconsciente y mecánico. El Maestro opina que esta situación, sólo puede cambiar si se trabaja “educando” desde la infancia.
Sobre los que saben más dice que estos “deben ocuparse en enseñar o en proteger la enseñanza, para poder disponer de masas animadas, no de autómatas como antes.” El concepto no puede ser más claro. ¿A qué se refiere cuando habla de masas inanimadas? Nos habla de seres inexistentes. Sin alma. Seres cuya alma ha sido extirpada con la mentira de la educación memorística, de los dogmas religiosos que duermen a la sociedad convirtiéndola un dócil rebaño. Nos habla de un continente poblado por autómatas. ¡Ya en 1828 nos habla de autómatas! Concepto avanzadísimo para su época. Como el proyecto de Rodríguez jamás se aplicó, todavía vivimos en ese mundo de seres automáticos. Dirigentes y dirigidos, todos, responden inevitablemente a sus mecanismos. ¿Cómo dejamos de ser autómatas? Hay un solo camino. Hacernos dueños de nuestra unidad vital, de nuestro vehículo cuyos mecanismos se han hecho fuertes. La única manera es manifestándonos espiritualmente como rectores de nuestro cuerpo. Aunque cuando afirmo esto, pocos entienden. Nuestros mecanismos, preconceptos y prejuicios sobre lo que es espiritualidad, enturbian la visión de lo que intento decir. Sin embargo, Rodríguez lo tiene muy claro. Para lograr este objetivo dice que la instrucción pública requiere mucha filosofía que, la América, está llamada a emprender (una reforma) que esta “no debe imitar servilmente, sino ser original”. La originalidad a la cual se refiere, requiere un gran esfuerzo creativo y auto-crítico, imposible entre seres dormidos o educados a base de consignas aprendidas mecánicamente y repetidas de memoria. Es así como los conceptos filosóficos y sociales europeos, capitalismo, socialismo, anarquismo, no tienen cabida en la originalidad americana. Todos estos conceptos nacen y se basan, aunque sus creadores ingenuamente pensaran lo contrario, en mecanismos, temores y dogmas ancestrales que se originaron de una mentalidad de la escasez, ya sea de las tribus del desierto, donde nada hay, o de las estepas invernales, morada de los pueblos nórdicos. Los pensadores europeos, aún aquellos que desarrollaron, por reacción, las teorías materialistas, no podían sustraerse a su ancestral pensamiento basado en el dogma de la escasez. Pensamiento nacido de los dogmas religiosos del desierto y su dios de la escasez. Para ser originales, debemos hurgar en las tradiciones americanas de la abundancia. Posiblemente en diez minutos, por el Orinoco, pasa el agua de todo un año por el río Jordán. La tradición de la escasez degeneró en un concepto tan perverso como que, las cosas, para ser valiosas deben ser escasas. Así nace el mercadeo que, con el tiempo, se ha convertido en la ciencia para inventar la escasez y aumentar los precios de los “bienes y servicios” que han depredado el planeta. Algunos bienes tan radicalmente suntuarios e innecesarios como los implantes en las tetas y el culo de las jovencitas. Los dioses del desierto nada tienen que ver con los dioses de América. La economía del desierto nada tiene que ver con la economía de la abundancia. Para ser originales debemos empezar a mirar hacia adentro y descubrirnos, pero eso no se impone, se instruye y educa desprogramando.
La conclusión a la cual llega el sabio es la siguiente:
Cómo América está deshabitada, al menos por seres reales “hay que colonizar el país con sus propios habitantes y para tener colonos decentes instruirlos desde la niñez”. Pero instruirlos en esa ciencia que él llama “el arte de la vida”.
En términos directos, sencillos, hace un análisis del egoísmo humano, ese flagelo que está destruyendo el planeta y estimula la codicia y el desprecio. Afirma que la gente pretende dar a sus hijos una educación mejor que la que ellos tuvieron “pero cuando se trata de buscar medios de proporcionar a TODOS lo que cada uno desea para sí, se levanta una oposición que entorpece las providencias, si no las anula del todo”.
Para fortalecer el concepto de cuerpo que considera, debe tener una nación, aclara que Todo está en Todo. Afirma que “NO HAY FACULTADES INDEPENDIENTES, siendo así, no hay facultad propia que pueda ejercerse sin el concurso de facultades ajenas” . La impersonalidad es el nombre del nuevo hombre. Individuo, colectivo, impersonal, portador del Todo y de todos. “Infinito y molécula, multitud y unidad” cómo diría el poeta masón Andrés Eloy Blanco.
Cuando se refiere al error, inevitable en la acción humana, nos dice que este puede llevarnos en direcciones opuestas…al sublime saber o a la crasa ignorancia. “Adelanta el que yerra buscando la verdad…se atrasa el que gusta de añadir errores a errores”. Es decir, el que aprende de sus errores, jamás pierde una batalla. Pues, el verdadero éxito es el triunfo sostenido, cotidiano y permanente sobre nuestras debilidades.
En el caso de nuestras naciones ve claramente lo que se avecina. Quiere salvarnos, mostrarnos un camino alternativo, pero nadie le comprende hoy, ni le comprendieron entonces. Siente compasión por nuestra América y tomando como analogía a un enfermo dice “… estar mal o malo y creerse bien o bueno, es un engaño de sentido, efecto de la desorganización. Es un bienestar falaz, precursor inmediato de la muerte. Las naciones perecen (como todo cuerpo organizado) por accidentes o de muerte natural…” Esto lo escribía en 1828. Qué diría ahora. Si la nación no está muerta, al menos, se encontraba agonizante. La sublevación indígena americana que surca las vértebras de la cordillera andina, puede ser una señal de vida, mostrarnos quizás una senda hacia lo original americano. Las revoluciones y las contradicciones podemos interpretarlas como un mal necesario. División y exclusión es un presagio de dolor. Pero siempre, lo que es bueno para el lobo es malo para el cordero y viceversa. Claro, en el mundo de los automatismos animales. Sin embargo, según Rodríguez, cualquier sensación pasajera de bienestar es una forma de autoengaño. En las naciones, esta sensación se parece a esa grave enfermedad social que padecen las personas que se pasan la vida tratando de aparentar “ ¡lo bien que están! ” aunque estén al borde del sepulcro interior.
“ ¡Admirable! Es la estúpida resignación, con que naciones enteras sobrellevan un mal que conocen pueden remediar.”
Fustiga el sistema educativo y describe los resultados nefastos de nuestra educación. “…de estas instrucciones, verdaderas VIRUELAS NATURALES mueren o quedan estropeados muchísimos”.
Parece que el sabio maestro nos habla de una especie de asesinato mental. ¿Qué sería la muerte mental? Creo que se trata de la imposibilidad de llegar a la verdad. De la imposibilidad de dejar de ser autómata. Los efectos de esta ignorancia y de esta educación dice Rodríguez que SON LAS REVOLUCIONES. Para él las revoluciones son una peste. Textualmente “DESCRÍBASE PESTE Y SE DESCRIBIRÁ UNA REVOLUCIÓN”. Porque no se ha educado, se producen las revoluciones. “Los efectos y las causas de las revoluciones son como las pestes. La predisposición de los elementos a disociarse, la pequeñez de los accidentes que precipitan la catástrofe sus efectos: desorden, aflicción, muerte y dispersión son los mismos”.

“Para hacer una nación prudente la instrucción debe ser social.
Para hacerla fuerte……………………………………………….Corporal.
Para hacerla experta………………………………………………técnica.
Para hacerla pensadora…………………………………………..científica.”

Quiero referirme a la concepción del sabio sobre la enseñanza científica. Se refiere, no a la ciencia como la entendemos hoy, sino a una ciencia del pensamiento consciente que modifica el espíritu. Se refiere a aquella “perfectibilidad de la razón” del juramento en el Monte Sacro sobre el cual ya hablamos. En este sentido nos dice que si, el HOMBRE (no los hombres) esa entidad corporal, no tiene estos conocimientos, “sólo se diferencia del animal en la superioridad de su instinto”. El viejo nos echa en cara al mono que domina nuestros actos.
Nos explica que sus ideas hacen:
UN DISCURSO AFORÍSTICO, a los sabios se debe hablar por sentencias (el que las entienda es sabio). En su hablar cotidiano se expresaba mucho en “Koanes” (narración aparentemente ilógica utilizada por los maestros budistas para que el estudiante realice un gran esfuerzo de concentración que le ayude a trascender el pensamiento ordinario, modificando su estado de conciencia) Quizás por eso, muchos lo trataron de loco ya que, por ignorantes, no entendían lo que trataba de hacer.
Poco a poco, en Sociedades Americanas empieza a desaparecer el simple filósofo surge el mago: Conocedor de las leyes naturales que rigen la causalidad. “Viene bien decir que algo se ha de dar por casualidad pero cuando nada se ha hecho y se dice lo mismo debe entenderse que no es algo sino TODO, que la casualidad suple por la previsión, por consiguiente, que el mérito es de las circunstancias no del que obra en ellas”. Se refiere a que la persona común no puede hacer nada ya que es un simple juguete de la naturaleza y para imponerse debe conocer sus leyes. El que conoce las leyes de la naturaleza, puede ser previsivo ya que lo que va a ocurrir es predecible de acuerdo a los procesos causales. Si, por el contrario, no se conocen las leyes naturales y algo ocurre, entonces todo y todos los fenómenos dependen de las circunstancias.
También nos aclara que, para pensar ha que utilizar la mente, que no basta para hacerse entender transmitir información:
Un discurso es pintar, dice, pintar es plasmar algo. Se trata de un acto de creación.
“ Se pintan las ideas fundamentales en paradigmas los pensamientos en sinopsis…No se trata de la importancia de la palabra porque no hay quien no la conozca. La importancia de su pintura la conocen pocos bien…muchos ni piensan en ella”. El verbo es creador. Es el génesis de lo mentado, impulsor de lo imaginado. Desde un punto de vista intelectual es fácil comprenderlo. Cómo lograr nuestros objetivos superiores. Pocos conocen ese arte.
“ SE PUEDE PINTAR SIN HABLAR, PERO NO HABLAR SIN PINTAR”. Quiere decir que podemos hacer un discurso sin hablar, pero al hablar, siempre estamos haciendo un discurso. Lo importante está en que ese discurso logre su objetivo consciente o que, simplemente, se trate de palabras sin significado consciente. En la comunicación, lo importante es que se logre la intención deseada.
Define el “paradigma” como “…un ejemplar de ideas comparadas para hacer sentir su conexión”. Para el un paradigma no es un estímulo al hemisferio cerebral izquierdo. Apela al hemisferio derecho (Leonardo Da Vinci escribía con la mano izquierda y al revés para desarrollar este lado de su cerebro).
“Sinopsis es un cuadro en que se ve, de un golpe, la conexión de varias ideas haciendo un pensamiento”.
El paradigma hace sentir.
La sinopsis hace pensar.
“La idea en el discurso es excitar sentimientos y recordar ideas…De allí que la sensibilidad del que escucha la otorga la naturaleza pero el saber debe aprenderse. El que discurre debe sentir y transmitir lo que siente y debe tener que acordarse. Debe conocer lo que dice”.
Conocía el arte de la oratoria más allá de la oratoria misma. La palabra consciente. Pretendía enseñarle este arte a los americanos desde su niñez.
Sus libros está escritos de tal manera que, al leerlos hay que cortar con los automatismos. Para leerlos hay que hacer un esfuerzo despertador. Es decir, hay que romper con nuestra manera habitual de pensar. En la introducción de uno de sus libros explica la simbología que utiliza. En su escritura utiliza signos matemáticos, palabras en mayúsculas para resaltar su importancia. También utiliza tipos de letras diferentes. Variaba el tamaño de la letra, según la palabra debía leerse con mayor o menor volumen. Algo así como lo que intentaron los poetas del siglo veinte en sus escritos. En uno de los ensayos que leí como referencia para estas conferencias, uno de sus detractores intentaba probar, debido a esta forma de escritura, que Robinson estaba loco. No recuerdo qué palabra rara utilizaba para calificar al Maestro del Libertador. Sin duda, no se había tomado la molestia de leer las instrucciones que, el mismo Robinson había plasmado para la lectura e interpretación de sus escritos. La cual, de paso, facilita una curiosa forma de meditación mientras se lee. Es excelente para romper los ladrillos mentales de la mayoría de los lectores que se “vuelan” leyendo fantasías que de nada sirven para desarrollar sus cualidades humanas. Esta lectura nos obliga a mantenernos alertas y despiertos. A mantener el hilo de la conciencia mientras se lee. Mientras leemos, vamos perdiendo y retomando el hilo de la lectura casi rítmicamente. Esto nos lleva a dormirnos mientras leemos. El estilo de la escritura de Rodríguez evita que esto ocurra ya que omite palabras y deja sus espacios en blanco para que, cada uno, escriba, por decirlo así, mientras lee.
Este filósofo operativo tenía un conocimiento profundo del género humano y de los motores de sus acciones. Era un crítico severo y un observador detallista. Su inteligencia le llevó a desarrollar un humorismo cínico.
“Napoleón se infló y se elevó como un globo, le faltó gas fue a caer en un islote en medio de los mares”
“Bolívar por haber querido en América lo que todos no entendían se hizo de sus émulos, rivales, y de sus rivales, enemigos. La historia de Napoleón dio el pretexto-sus paisanos lo proscribieron y ya con el pie en el barco lo reclamó santa Marta; pero fue para enterrarlo”.
“Francia, al cabo de veinte años fue a buscar a su Emperador y se lo llevó a París…Venezuela, al cabo de 12 se acuerda de Bolívar”.
Interesantes reflexiones. Tal parece que eso hacen los pueblos inconscientes. Como el loco que empuña la daga contra su bienhechor, así actúan los pueblos contra sus salvadores. Lo mismo hicieron con Jesús, con Ghandi, con tantos otros.
Ya anciano, describió la relación magistral sobre Bolívar y América en los siguientes términos.:
“Bolívar estaba unido con la América y o con él con ella, el ocupa toda mi memoria ella toda mi atención”
para confirmar lo que venimos sosteniendo sobre el significado del proyecto de Bolívar y Rodríguez hay más claves aún:
“Bolívar quería estar en todas partes…quería que el género humano se gobernara por sí…Yo…quiero que aprenda a gobernarse…este si que es amor propio pues todavía quiero más quiero que venga a aprender a mi escuela…”
Lo que busca Robinson es que nuestras sociedades y sus partes alcancen la armonía y la paz. Afirma que, en América se llevará a cabo la utopía de Tomás Moro. Pero deja una advertencia profética en caso de no realizarse su plan educativo.
“El país ahora inhabitado, se hará inhabitable
los colonos ahora toscos, se harán intratables…
todo por haber faltado al orden”.
Se refiere al orden de la naturaleza y sus leyes. A un orden que exige un comportamiento ético, una moral de la naturaleza. Podemos considerarlo uno de los más evidentes precursores, con Rousseau, de la ecología. Toda su enseñanza se fundamenta en el conocimiento de la naturaleza en todas sus formas y de sus leyes, para aplicarlas a la naturaleza humana y a la sociedad.
Por otra parte dice que el “Globo” pertenece a todos los habitantes del planeta por igual y que lo que se debe iniciar en América será para el bien de todos.
A estas alturas debemos preguntarnos por el “mago” . Digo que la magia operativa está en ese conocimiento de las leyes. La verdadera magia no es arbitraria, se basa en el conocimiento del mundo. En la edición de Sociedades Americanas, publicada por El Mercurio de Valparaíso, afirma que “El espíritu de una nación, como el de los hombres que la componen, es inmortal (Como arriba es abajo, reza el axioma del principio de correspondencia de la tradición hermética)…deja un cuerpo que no lo puede retener, para ir a animar otro y reaparecer bajo formas diferentes…tómese la palabra en una aceptación más alta: una nación puede transmigrar (encarnar) mudarse …en espíritu y no en cuerpo…en cuerpo y no en espíritu…o transmigrar en cuerpo y alma…Pedro el Grande subrogó (sustituir una persona o cosa en lugar de otra) espíritus alemanes, ingleses, franceses e italianos, al espíritu de una nación (por la instrucción lo consiguió)…por esta instrucción claro está que hoy se ve este espíritu compuesto animando cuerpos rusos…si no anima la generación al nacer, se la animan, a escondidas, los duendes (estos pueden más cuanto más se les desprecia)”.
Ahora el mago explica la reencarnación y sus diferentes manifestaciones. Todo esto nos habla de una iniciación operativa en lo que, los europeos con sus logias, llaman “los misterios” porque, desde la infancia no fueron educados para el despertar.
La iniciación simbólica es diferente. Existe una guía en el simbolismo y una herramienta, pero sin la ruptura con los automatismos, no hay cambio interno. El iniciado vive una ilusión. Se trata sólo de un proceso intelectual y emocional. Se suele desarrollar en él una intensificada autoestima. Una egolatría vana. Es una sensación falaz de bienestar que desaparece tan pronto el supuesto iniciado tiene que enfrentarse con una verdadera prueba.
Nicomedes Zuloaga P (Arkaúm)

Un comentario sobre “PROYECTO DE SIMÓN RODRÍGUEZ EN AMÉRICA”

  1. Pingback: more from this author more info check here

Los comentarios están cerrados.