LA TRADICION ORIGINARIA Y LOS DIOSES INVENTADOS

Por Nicomedes Zuloaga P. (Arkaúm)
La tradición originaria es común a todos los pueblos y razas de la humanidad. Sin embargo, algunas razas, sobre todo aquellas provenientes de las regiones de la escasez, con sus dioses del desierto y de la escasez o sus dioses del frío norte, del hambre invernal, se inventaron, así mismo, una alquimia espiritual de la escasez. Esta alquimia de la escasez, así mismo, se empeñó en atribuir a las posibilidades espirituales, una filosofía racial y cultural. Como si, para acceder al mundo espiritual, a la expansión auténtica de la conciencia y a la formación de los cuerpos sutiles ( etérico y espiritual) se tendría que ser elegido por algún dios particular y, por supuesto, inventado y creado, por aquellas tribus hambrientas, desérticas y ateridas por los fríos polares.
Es así como estos pueblos, ignorantes del significado de la abundancia de otras latitudes, consideradas por ellos mismos, como supuestos paraísos terrenales perdidos presentes en todas sus tradiciones, (El Paraíso Terrenal y Asgard, el Jardín de las manzanas Doradas etc. etc) Inventaron sus teorías racistas con la intención de asegurar su supervivencia y su alimento, en un comienzo y, después, como herramienta de dominación y esclavitud para los otros pueblos “no elegidos” por sus dioses.
Por otra parte, no cabe duda que la verdadera “Alquimia” corresponde a la tradición originaria y es común a todos los pueblos, con variables y adaptaciones a la región y a la cultura que se desarrolló en los diferentes lugares de este planeta Tierra. Desde el punto de vista espiritual, el proceso de incorporación de la conciencia y de su desarrollo y expansión, corresponde a una ciencia pre-dilúvica y originaria, aunque el acceso a la misma esté más presente en algunos individuos. Sin embargo, la trans-culturización y el triunfo planetario de las culturas del desierto y del organizado norte, con su cientificismo y sus conceptos económicos y sociales, borraron de la memoria de los pueblos, “el recuerdo” y “la certeza de ser”.
Ahora, si queremos salvar al planeta, debemos activar la recreación de nuestros cuerpos sutiles por medio de un proceso acelerado de la expansión de la conciencia. Esto, por medio de la Alquimia milenaria que se encuentra en las tradiciones y, sobre todo, en la memoria de la sangre de aquellos que “han despertado” del sueño hipnótico impulsado desde los mecanismos de identificación con el mundo visible, con la cultura dominante y con las “necesidades” inventadas por los manipuladores que, inconscientemente, o concientemente, necesitan crear una sensación psíquica de la escasez (recreando su invierno y su desierto) para “dar valor” a sus innecesarios productos ya que, en la sociedad de consumo, sólo tiene valor lo escaso.
El socialismo Europeo, con su secuela de asesinatos, crueldades y persecuciones (llámese nacional-socialismo o socialismo a secas) es también una manifestación de esa psicología de la escasez, suerte de paranoia colectiva, doctrina del terror, que pretende administrar los “poquísimos” bienes de la tierra. A veces, pienso que esos profetas de las economías europeas, deben convivir un poco con los pueblos originarios de América y de la Polinesia, para que comprendan que el noventa por ciento de sus necesidades “civilizadas” son innecesarias y pura invención para mantener vivo al dios dinero.
Cada vez que reflexiono sobre esto, recuerdo las tradiciones de los aborígenes americanos, donde todo era abundancia, donde jamás florecería el concepto de propiedad privada de la tierra, ni de la mujer, ni de los hijos. Donde se vivió, hasta la llegada de Colón, en libertad. Con la libertad que da la abundancia de tierra, de agua, (Me imagino que en media hora, por el Orinoco pasa el agua que baja por el Jordán en un año. Probablemente, algunos minutos del caudal amazónico, corresponden al caudal de todo un año del Jordán. Esa presunta tierra prometida) del fresco de las montañas y del calor de nuestras selvas. El mismo Colón, durante su tercer viaje, cuando tocó tierra firme por primera vez en las cercanías de Macuro, en el golfo de Paria, desarrolló la teoría de que había descubierto algo “más importante que el oro” ¡el Paraíso Terrenal!
Ya en charlas anteriores que pueden revisarse en el blog www.arkaum-esoterismo.blogspot.com he realizado una introducción a la alquimia que servirá de guía para penetrar en los misterios de la eternidad, de la reencarnación y del reencuentro con el alma, verdadero retorno a la unidad. Sin embargo, el acceso a este proceso requiere de una profunda preparación interna que requiere de una limpieza y purificación de todos los implantes hipnóticos producto de la educación y la cultura y haber vencido todos los vicios, debilidades y secuelas dejadas por los mismos. Además, se requiere de un estado de conciencia superior incorporado en la cotidianidad del iniciado. En el caso de la sacerdotisa, una limpieza de su corazón que le permita ser fiel espejo de la naturaleza y sus leyes, condición fundamental para que el hombre acceda a la reconstrucción de su ser inmortal libre y soberano, quedando en cinta para dar a luz el hijo del hombre, es decir, el hijo de si mismo, andrógino, uno con su naturaleza femenina. Es decir, para que se realicen las bodas alquímicas.
Sin embargo, el encuentro con el alma femenina originaria, se da, por lo general, sólo cuando el iniciado ha logrado ya una considerable limpieza de sus cuatro centros y ha vencido sus vicios y debilidades personales. Es decir, cuando ha logrado darle muerte a su personalidad. A todos sus condicionamientos. En este sentido, el desarrollo de la humildad será el único camino de acceso a la puerta de la verdad y de la inmortalidad, ya que sólo el humilde será capaz de asumir sus limitaciones conscientes y sólo él podrá colocarse en el peldaño correspondiente para realizar la verdadera muerte iniciática, la de la personalidad.
Que el Dios los guarde.
Arkaúm